Luchas Aerocénicas

El arte, cuando se hace con talento y pasión, suele abrirnos un portal desde el cual se vislumbran otros mundos posibles. Así, lo sucedido en las Salinas Grandes, en Jujuy, este 25 de enero, revela la importancia del arte como apertura hacia otros horizontes, en estos tiempos de crisis climática, de negacionismos suicidas y de escasa imaginación política.

El Proyecto Aeroceno-Pacha, dirigido por Tomás Saraceno, y que involucra una comunidad de jóvenes talentosos y pasiones cosmopolitas, supo tender puentes y lazos entre mundos muy diversos, apostando al diálogo, al aprendizaje y a la construcción de la confianza, en el magnífico escenario de las Salinas Grandes, donde hoy se expresan tantos puntos ciegos y conflictos.

Aeroceno como proyecto artístico y cosmológico trasmitió dos mensajes muy potentes, uno local y otro global. El primer mensaje es el de las comunidades kollas, esas voces bajas y ancestrales que habitan el salar y se oponen a la extracción del litio, que consume cantidades insustentables de agua y amenaza así un ecosistema -una cuenca- de por sí árido. Esas comunidades no sólo se definen por la resistencia a la minería de litio; defienden otras maneras de concebir el territorio, que apuestan al cuidado y la armonía, fundada en una visión holística en la relación ser humano/naturaleza. La consigna “el agua y la vida valen más que el litio”, como pudo verse escrito en el globo de aeroceno, encierra entonces algo más que una negación.

El segundo mensaje, el global, señala como gran protagonista a las mujeres y a la lucha ecológica. Ciertamente, fue una mujer pilota, Leticia Marquez, la que se elevó en el aire y piloteó el globo que realizó un record mundial, sin ayuda de combustibles fósiles, sin litio, sin helio, solo con el aire de las salinas blancas, solo calentado por el sol. Y es un mensaje hacia toda la humanidad, acerca de nuestras posibilidades de pensar alternativas sociales que no atenten contra el tejido mismo de la vida.

Algunos pensarán que estos dos mensajes son contradictorios. Que no es posible decir “no a la extracción del litio” y proponer al mismo tiempo el tránsito hacia una sociedad sin combustibles fósiles, a partir del uso de energías limpias y renovables. Todo lo contrario. Necesitamos problematizar la cuestión. Es innegable que las baterías de litio (que está en nuestros celulares, computadoras y que sirven para alimentar a los automóviles eléctricos), tienen un rol en dicha transición. Pero no hay un solo camino y el que adoptó nuestro país, es sin duda equivocado.

Sabemos que no hay transiciones puras, que el camino no será lineal. Tampoco existe un manual, con preguntas y respuestas, mucho menos a partir de la gran escala que plantea la crisis climática. Sin embargo, no podemos subirnos sin más al carro de una transición insustentable, como la que se propone en los salares atacameños (lo cual se extiende a todo el territorio nacional), ​asociada a las corporaciones transnacionales, basadas en el atropello a las comunidades originarias y que supuestamente conducen a un modelo energético “limpio”, pero que reproduce la dominación sobre la naturaleza y las poblaciones. Eso sería avalar una falsa solución.

Frente al escenario de desposesión y saqueo que se ha configurado en nuestro país en relación al litio, bien vale la pena preguntarse en qué tipo de transición energética estamos pensando. En este siglo XXI aerocénico, en el cual las luchas ancestrales, feministas y ecologistas son nuestras grandes fuentes de inspiración, habrá que redefinir y pensar un horizonte de transición justa, que apunte a otro sistema de relaciones sociales y a otro vínculo con la naturaleza. Porque como dicen desde hace tiempo los movimientos por la Justicia Climática, el objetivo es “Cambiar el sistema, no el clima”.

Notas sobre Vuela con Aerocene

Tomás Saraceno

El ser humano siempre ha soñado con volar,
Pero hoy en día, volar se ha convertido en una pesadilla.
1,3 millones de personas en el aire en cualquier momento,
1.000 millones de toneladas de CO2 emitidas al año.
El 50% de las emisiones de la aviación
son causadas por el 1% de la población mundial.
El 80% de las personas nunca ha viajado en avión.
Flotemos con otro sueño.
¿Quién se atreve a volar de otra manera?

Tengo que confesar que cuando empezó el ritual de la Pachamama, se me caían las lágrimas de emoción detrás de los lentes. A la vez, estaba nervioso, la Wiphala (emblema de los pueblos andinos de Sudamérica) ondeaba demasiado. El viento soplaba tan fuerte que pensé que nunca íbamos a despegar. Sólo podía pensar en todos los amigos y familiares que habían venido hasta aquí y no podrían presenciar la performance. Estábamos a más de 3.600 metros de altitud y costaba respirar. Mi sobrino Manuel, de 10 años, no paraba de vomitar. Si lo hubiera sabido, le habría dicho que un “movimiento lento” natural nos obligaba a caminar de otra manera. Estábamos yendo juntos, a la deriva, como se pedía durante el movimiento por los derechos civiles: muévete tan despacio como puedas, tan rápido como debas.

“Todo va a salir bien”, dijo Verónica, del Santuario Tres Pozos. “Lo primero es agradecer a la Pachamama”, respondieron Néstor y Rubén. Junto a ellos, los habitantes originarios de estas tierras compartieron sus conocimientos ancestrales en un ritual de agradecimiento a la Pachamama, la Madre Tierra. Durante la ceremonia se agradeció a la tierra, al agua, al sol y a la luna con ofrendas, deseando buena fortuna para el vuelo del día. Pero el viento no paraba y, entre demasiadas palabras y falta de concentración, di un discurso de bienvenida que preferiría olvidar. Era imposible enfocarse.

Las previsiones meteorológicas anunciaban mucho viento; la noche anterior, una tormenta y miles de relámpagos nos habían dejado aislados. El río había crecido demasiado y no era posible volver a cruzarlo. No había forma de avisar a los invitados. En esos territorios hay muy poca señal telefónica. Tendríamos que predecir el tiempo y comunicarnos de otra manera, replantearnos quiénes eran nuestros invitados. En las culturas andinas, cuentan que cuando el cuerpo de la araña cambia a azul, anuncia lluvia. Arañas meteorológicas, el tiempo inscrito en las nubes; eran otras señales, para otro tipo de despegue, las que buscábamos. Buscábamos una tregua, un tiempo sin señal de celular pero con otros vínculos, que nos conectasen de otra manera. En esta región, se agradece a la Madre Tierra como parte de la familia, y así continuó el ritual, con una confianza que estuve atento a no volver a perder.

Por la experiencia adquirida en las semanas y décadas anteriores, sabía que si no despegábamos en los siguientes 30 minutos, sería imposible. Decidí pedir a todo el mundo que empezase a dirigirse hacia el lugar de despegue, y fue entonces cuando me di cuenta de la multitud que éramos. Parecía una procesión y la calma de caminar sobre este lienzo blanco empezó a fortalecerme.

Si antes la quena no se oía a causa del viento, ahora se oía alto y claro. El viento se había calmado y la música empezaba a llenarnos de esperanza. Tata Inti, el Padre Sol, brillaba en el horizonte como nunca antes. Poco a poco me iba dando cuenta, a un ritmo cada vez más acelerado, de que quizás sí iba a suceder.

Trataba de controlar mis emociones, mientras me acordaba de lo que mi mamá seguramente estaba pensando: 10 años antes, en una situación parecida a ésta, me vio caer de una escultura voladora similar. El resultado fue una espalda rota, dos operaciones y más de 12 tornillos en la columna. Pero esta vez iba a ser diferente. La experiencia nos curó. Ahora estábamos mucho más preparados. Aerocene Pacha encarnaba 20 años de investigación y diseño colectivo, cuyo resultado era un vehículo seguro, una escultura, una aeronave aún experimental pero que respetaba todas las precauciones y certificaciones exigidas por los organismos y controles internacionales. Sin embargo, Leticia fue la única piloto profesional de Argentina que aceptó el desafío; sería la primera mujer en volar sólo con el sol y el aire, sin necesidad de quemadores, paneles solares, helio o litio.

Al llegar al lugar del despegue, la escultura, fabricada especialmente con tela negra para absorber el calor del sol, empezó a inflarse lentamente. Aerocene Pacha, impasible, se iba calentando y a cada segundo pensaba: “que se eleve, que el sol caliente el aire, antes de que el viento vuelva a ser demasiado fuerte y no nos permita despegar”.

Pero lentamente, en silencio, llamada por el sol, Leticia empezó a caminar a la velocidad del viento. Poco a poco fue perdiendo gravedad, elevándose de nuestros hombros, hacia el océano de aire. Se elevaba despacio…y luego volvía a bajar, pero sus pasos eran cada vez más largos. Al principio, flotaba a sólo 10 centímetros del suelo, luego a 1 metro, a 10 metros, hasta que alcanzó una altitud de 176 metros y flotó una distancia de 1,7 kilómetros durante 21 minutos.

Lágrimas y más emociones… “Vamos, Leticia. Vamos!”.

Al girar la escultura en el aire, otro mensaje se hizo visible, quizá el más importante: “El agua y la vida valen más que el litio” estaba escrito en letras gigantes sobre la escultura. Este es el mensaje de las comunidades indígenas que viven en los alrededores de la cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc. Su lucha contra la minería del litio es una lucha contra una transición energética verde que se está produciendo en el Norte y que pagan principalmente los pueblos del Sur. Su mensaje llama a un sueño diferente…

Y así fue como Aerocene Pacha se elevó al cielo. Nosotros la seguimos con incredulidad, aliviados, esperanzados, en un momento mágico compartido.

Después de aterrizar, regresamos a la “base”, caminando de nuevo los 3 km que nos habíamos trasladado sin darnos cuenta mientras acompañábamos a Aerocene Pacha. Cansados, con los pies embarrados, nos reencontramos, llenos de emoción, con todos aquellos que no habían podido seguir a Leticia por la distancia y el calor.

Ya no era música andina lo que escuchábamos; los ritmos eran diferentes; multitudes de adolescentes de Salta, Jujuy y Tucumán bailaban y cantaban en coreano. Habían llegado los fans de BTS, que celebraban el vuelo con coreografías perfectas y pasos de baile sincronizados. ¿Este es el mismo planeta en el que estábamos antes del despegue? A 100 metros, las comunidades indígenas de la zona, entre coplas, locro y empanadas, levantaban pancartas denunciando la extracción de litio y hacían volar otras esculturas aerosolares, mientras Leticia recibía felicitaciones.

¿Acabábamos de ser testigos de otros futuros posibles? ¿Era esto, tal vez, parte de la revolución que pedía Maristella Svampa: feminista y ecológica, colectiva, plural y colaborativa? Lejos del sueño patriarcal de colonizar el espacio, flotando en el aire del océano, nos movimos llevados por la deriva, con los ríos del viento, unidos por la solidaridad. Lentamente y en silencio, sin explosiones ni quemadores, Leticia dio un pequeño paso en el aire que podría ser un paso gigantesco para la Tierra y su clima. Fue un vuelo cósmico que nos llevó mucho más allá de la Luna.

Vuela con Aerocene Pacha

El 25 de enero de 2020, la escultura aerosolar Aerocene Pacha voló con el mensaje “El agua y la vida valen más que el litio”, escrito junto a las Comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, Jujuy, Argentina, que alzan su voz al unísono contra las prácticas nocivas de extracción de litio en el norte de Argentina. Vuela con Aerocene Pacha se manifiesta en solidaridad con ellas. Flotando completamente libre de combustibles fósiles, baterías, litio, paneles solares, helio e hidrógeno, la piloto de Aerocene, Leticia Noemí Marqués, batió 32 récords mundiales reconocidos por la Fédération Aéronautique Internationale (FAI). Este logro marca el vuelo más sostenible de la historia de la humanidad y uno de los experimentos más importantes de la historia de la aviación.

Mientras que los pájaros, las semillas, las esporas y otros seres han volado de forma sostenible durante milenios -a la deriva con las corrientes térmicas-, los humanos sólo lo han conseguido con -por ejemplo, parapentes y aviones delta- para distancias y duraciones cortas. Aerocene representa una era en la que los humanos evolucionarán en el aire como las plantas y otros animales han evolucionado en el agua, aprendiendo a flotar y no a volar, moviéndose con los ríos del viento. ¿Nos recibirán nuestros queridos amigos inter-especie en esta etapa del Homo flotantis?

Hay dos formas de volar: una sigue los principios de la aerodinámica. Los aviones, helicópteros y cohetes, por ejemplo, tienen una densidad mayor que el aire. Este tipo de aeronave más-pesada-que-el-aire no depende de la flotabilidad para sustentarse, sino que logra elevarse mediante las fuerzas aerodinámicas. En 1891, Otto Lilienthal empezó a volar con planeadores y construyó una torre de 10 metros de altura para conseguir la relación necesaria entre la elevación y la resistencia. En 1903, los hermanos Wright utilizaron motores de gasolina para propulsar las hélices del Kitty Hawk, el primer avión. La misión a la Luna del Apolo XI en 1969 se propulsó con queroseno; mientras que la circunnavegación mundial de Solar Impulse entre 2015 y 2016, utilizó baterías de polímero de litio cargadas por células fotovoltaicas para generar la electricidad que impulsaba los motores.

La segunda forma de volar sigue los principios de la aerostática. En este caso, las naves más-ligeras-que-el-aire, como globos y dirigibles, entre otros, se elevan y se mantienen en la atmósfera estableciendo flotabilidad, históricamente mediante el uso de gases como el hidrógeno o el helio o aire calentado por un quemador que utiliza propano y otros combustibles. Por ejemplo, cuando el globo aerostático de los hermanos Montgolfier elevó por primera vez a un ser humano en 1783, utilizaron fuego para volar hacia el cielo.

En cambio, en el vuelo de Aerocene Pacha, Leticia logró el despegue aerostático utilizando únicamente el aire calentado por el sol, y tanto la escultura como la piloto flotaron durante 16 minutos sobre una distancia de 667,85 metros. El vuelo de Aerocene Pacha va más allá del uso de la aerodinámica: este vehículo más-ligero-que-el-aire se eleva lentamente en concierto con la quietud en movimiento de la aerostática, sin combustible y sin fuerza. Es el sello de una nueva era, una era en la que todos los cohabitantes de la Tierra reconocemos que estamos a bordo de un planeta compartido, en un viaje colectivo alrededor de sí mismo y del sol.

Para más información sobre el vuelo de Aerocene Pacha y la Fundación Aerocene, visite aerocene.org.

Vuela con Aerocene Pacha fue producido por la Aerocene Foundation y Studio Tomás Saraceno. Con el apoyo de Connect, BTS, comisariada por DaeHyung Lee. La Aerocene Foundation es posible gracias al generoso apoyo de Espace Muraille Eric y Caroline Freymond.

Aerocene App

Esta obra de arte te invita a moverte de otra manera, flotando con los ritmos del planeta. Forma parte de una comunidad que cambia los hábitos, no el clima, ¡hacia la era del Aeroceno!

La aplicación de Aerocene, que incorpora información en tiempo real de pronósticos de 16 días de velocidad del viento a diferentes altitudes, es una herramienta de navegación que sirve para planificar viajes en la era del Aeroceno, acercándonos a un futuro alternativo en el que nos movemos con los ritmos del planeta. Flotando libres de fronteras y combustibles fósiles, podemos despegar en nuestro propio viaje aerosolar guiados únicamente por el calor del sol y la tierra, y el aire que todos respiramos. Una galería digital de aeroglifos -firmas en el aire- traza las trayectorias de los 7976 (y en aumento) vuelos virtuales que han tenido lugar hasta ahora en la aplicación de Aerocene.

Los vuelos reales se registran a través de un archivo mundial interactivo. La comunidad Aerocene ha flotado con numerosas esculturas aerosolares elevadas únicamente por el sol y el aire, transportadas solo por el viento. A través de la app de Aerocene, puedes conectar con la comunidad para unirte a un vuelo real o participar en los más de 103 vuelos atados, 16 libres y 8 humanos de Aerocene que han flotado en más de 43 países diferentes. La nueva funcionalidad de Realidad Aumentada invita a vivir una experiencia inmersiva visualizando el dibujo invisible que hace una escultura aerosolar mientras vuela. Se puede visitar la ubicación de un vuelo Aerocene para ver las huellas de su trayectoria, o colocar uno archivado en un lugar a elección, para una forma renovada de sentir el aire y descolonizar la tierra de los regímenes de combustibles fósiles.

Hacia una era sin fronteras, sin combustibles fósiles, sin extractivismo neocolonial

La Comunidad Aerocene

Mientras que las industrias basadas en los combustibles fósiles continúan sus intentos de colonizar otros planetas, el aire, esta interfaz común de la vida terrestre, sigue estando en peligro: las emisiones de carbono llenan el aire, las partículas flotan dentro de nuestros pulmones mientras la radiación electromagnética envuelve la Tierra, dictando el tempo del capitalismo de vigilancia. El control que ejercen unos pocos representa el sufrimiento de la mayoría multi-especie en la actual era de crisis ecológica. Esta lógica extractivista neocolonial se extiende actualmente a la transición energética. En una cruel ironía, la “fiebre verde” por extraer litio para las baterías está contaminando y reduciendo uno de los elementos más cruciales de la Tierra: el agua. En el siglo XXI, el litio se ha convertido en la nueva frontera de la expansión capitalista.

Necesitamos una era diferente, una que dé un vuelco radical a las narrativas fósiles de la materialidad y examine las nociones inscritas de propiedad y bienes, humano e inhumano, de producción y sometimiento. ¿Cómo se sentiría la respiración en una era post-combustibles fósiles? ¿Cómo podemos desafiar el dominio de las fuerzas geopolíticas de la desposesión, y superar el enfoque extractivo hacia la Tierra y la riqueza de vida que sostiene? Juntos, llamamos a una nueva era: Aerocene (o Aeroceno).

Aerocene es una propuesta -una escena en, sobre, para y con el aire- hacia una alianza recíproca con los elementos capaz de devolver al aire una comunidad de vida.

Aerocene imagina el espacio como un bien común, un lugar físico e imaginativo sustraído al control corporativo y a la vigilancia gubernamental.

Aerocene promueve el acceso libre y desprotegido a la atmósfera, a través de nuevas herramientas y prácticas relacionales surgidas de comunidades que intentan mover las masas de la Tierra hacia una era post-combustibles fósiles.

Esta nueva era consigue despegar gracias a un globo aerosolar, una entrada colectiva, Do-It-Together (DIT), a lo aéreo, cuyo único no-motor es el caudal de energía brindado por el Sol. Una vez inflado y calentado por el Sol, se eleva en el aire, convirtiéndose en una escultura voladora que se eleva sin utilizar combustibles fósiles, helio, hidrógeno, paneles solares, baterías ni quemadores. Al flotar sin emisiones de carbono, estos viajes aerosolares especulan sobre los tipos de estructuras sociopolíticas nómadas que podrían surgir si pudiéramos navegar por los ríos de la atmósfera. Se trata de convertirnos en aeronómades y notar, cómo decía Rosi Braidotti, la “no fijeza de las fronteras y [de] desarrollar el deseo de seguir traspasándolas”. Se trata de pasar del Homo economicus al Homo Flotantis: en sintonía con los ritmos planetarios, consciente de vivir con otros humanos y no humanos, y que flota con el océano de aire, desarraigando las lógicas geocéntricas dominantes para encarnar una relación cada vez más entrelazada con la atmósfera y el cosmos.

La atmósfera, al soportar las consecuencias de la práctica material de extracción del régimen del capital fósil, se ha convertido en una zona altamente estresada del mundo terrestre comúnmente compuesto. La aerodinámica, en constante movimiento y transformación, conlleva intrínsecamente complejos procesos espaciales, temporales, sociopolíticos y ecológicos, y encarna hoy las desiguales relaciones de poder proyectadas hacia arriba desde la tierra. Los modos hegemónicos de reproducción en pleno Capitaloceno, junto con la movilidad y organización humana dentro de la red de la vida, han promulgado la ruptura de los umbrales de contaminación atmosférica, con emisiones de CO2 que ahora superan las 400 ppm (Partículas por Millón). Esta corrupción del aire es el detonante de los cambios de estado en los sistemas de la Tierra, los cambios críticos que ya están en marcha, con el aumento de las temperaturas planetarias y la proliferación de múltiples desigualdades en una época de resurgimiento del nacionalismo y la inestabilidad geopolítica.

En plena epidemia de COVID-19 se intensificó nuestra atención al aire y a lo que transporta. Al llevar mascarillas, reconocimos el poder de nuestro aliento; también reconocimos que la salud es una medida colectiva, que en un mundo interconectado en el que todos somos músicos en una sesión improvisada, debemos actuar con responsabilidad hacia los demás. El racismo medioambiental demostró una vez más tener consecuencias desastrosas y mortales durante la crisis del COVID-19. Aunque intrínsecamente un virus no puede discriminar, los sistemas sociales existentes sí pueden hacerlo, y garantizan que unos se infecten y otros no, y que unos se recuperen y otros no. Se hablaba del COVID-19 en términos de guerra; el racismo medioambiental también es, en cierto modo, una guerra, con numerosas víctimas e innumerables campos de batalla. Como escribió Achille Mbembe, “Todas estas guerras contra la vida empieza quitando el aliento”. Por lo tanto, nuestra respuesta de ataque debe ser contra “todo lo que condena a la mayoría de la humanidad a un cese prematuro de la respiración, todo lo que ataca fundamentalmente las vías respiratorias, todo lo que, en el largo reinado del capitalismo, ha constreñido a segmentos enteros de la población mundial, a razas enteras, a una respiración difícil y jadeante y a una vida de opresión.”

¿Cuáles son los derechos de paso, los pasillos que debemos abrir para restablecer el derecho a la deriva y a la respiración? ¿Cómo podemos superar la paradoja de las decisiones tomadas por unos pocos, forzando e inhibiendo simultáneamente la movilidad y la capacidad de respiración de la multitud multi-especie? Aerocene reclama una ecología interplanetaria de la práctica que pueda volver a conectar con las fuentes elementales de energía y los estratos procedentes del Sol y otros planetas, elevándose hacia arriba -hacia abajo y hacia dentro- hacia una era de relaciones simbióticas y sensibilidades renovadas dentro de la red de la vida. Sugerimos un modelo de paisaje que equilibre y aproveche nuestra relación con el potencial ilimitado del Sol. Esta realización requiere un salto termodinámico de la imaginación, como durante un eclipse, cuando sólo en ausencia de luz tomamos conciencia de nuestra escala en la sombra del cosmos.

Investigadores en ecología industrial y social se refieren a los “regímenes socio-metabólicos” para definir cambios de era en las relaciones energéticas entre los seres humanos y su entorno, estableciendo una correlación estricta entre éste y conjuntos específicos de valores sociales. Argumentan que dos de los principales tipos de estos regímenes han sido de base solar: los de las sociedades cazadoras-recolectoras y los de las agrarias. A pesar de la existencia de sociedades que aún encarnan tales relaciones con el sol -junto con todas las demás especies y formas de vida-, tanto ellas como las condiciones de las infraestructuras civilizacionales actuales se ven amenazadas por el dominio del actual régimen socio-metabólico, el que se basa en los combustibles fósiles y alimenta el Capitaloceno.

Por ello, urge repensar los modos de ser y de coexistir con el planeta y con todas las especies que lo comparten. ¿Cuál podría ser el cuarto régimen socio-metabólico? ¿Cuáles son nuestras distintas capacidades de respuesta dentro de las actuales crisis de ecologías sociales, mentales y medioambientales bajo el capitalismo? ¿Cuál sería el nuevo conjunto de valores necesarios para alejarnos del sol en sombra del capital fósil, devolviendo nuestros sentidos socio-políticamente capturados a la Tierra, en lugar de a los imaginarios de lo global y lo nacional?

Es posible que a través de una rearticulación de nuestra relación con el Sol, el aire y el cosmos abramos los límites de la Tierra, para habitar el espacio con una sensibilidad interplanetaria renovada, por este mundo y todos los demás – libres de fronteras, libres de combustibles fósiles, libres del extractivismo neocolonial. ¡Aeronautas, únanse!

Breve historia del litio: del Big Bang al Big Crash

Claudia Aboaf

Vestigio del espacio exterior en las salinas, el litio vibrante ya estaba bajo el cuidado de los pueblos indígenas hace diez mil años. Sobre el supuesto salvador en la transición energética y algunas desobediencias que se infiltran en el panorama mundial del desastre climático.

En la historia mundial del litio se cuenta que esa “piedrecita de color blanco plata” que tanto excita al capitalismo, tuvo una espléndida introducción en el planeta desde el denso y caliente Big Bang, el mismo suceso que lleva a Carl Sagan a afirmar que somos polvo de estrellas. La cosmología describe a la gran explosión que daría comienzo a la realidad física de la Tierra, pero no explica en sus estudios la desbordada voracidad de uno de los animales vivientes por consumirla y la continua creación de espejismos. De los tres elementos que se sintetizaron en el planeta, el litio se acomodó en los salares sudamericanos, asociado con los cuerpos de agua, en esa sopa rica de origen hace 13 millones de años.

Luego, un largo silencio.

Nadie supo de ese elemento químico y vibrante que dormía en las salinas, nada se dijo de su destino doradista en esta era actual de la demencia antropocéntrica.

En 1817, un joven estudiante sueco se infiltró en un laboratorio, aisló por primera vez el litio blando y plateado e intentó cortarlo con un cuchillo; ese fragmento que provenía de la isla de Utö dio inicio a la curiosidad por el residuo cósmico.
Más adelante, en 1949, el Dr. Cade, un psiquiatra australiano que fue prisionero de guerra en un aterrador campo de concentración japonés reemplazó con el litio las terapias de shocks eléctricos y las lobotomías. Anunciaba las “sales de litio para el tratamiento de las excitaciones psicóticas”.

Todo esto nos lleva a hablar de Catalano, el sabio argentino que exploró los salares de la altiplanicie andina en la década de 1920 -me lo nombra el Dr. Bruno Fornillo, del colectivo de geopolítica y bienes comunes junto a Melisa Argento, mientras maneja atento a su selección de rock nacional y al camino de montaña a 4100 m de altura que atravesamos para volver a San Salvador de Jujuy, luego del encuentro de arte y activismo con las comunidades, convocados por Tomas Saraceno. Catalano, el apasionado por los metales raros, cateó los salares con visión desarrollista. Fue en el Salar del Hombre Muerto donde imaginó, durante la noche puneña, con los ojos llenos de estrellas el “plan argentino de movilización industrial” para liberar al pueblo de una “ola pestosa que se propaga y romper las cadenas de la deuda externa con el Norte global” y “para la libertar al niño de las garras de esos modeladores de eunucos, de serviles y de esclavos” al nacionalizar recursos como el litio para el pueblo. ¿Pero de qué pueblo hablaba Catalano en sus discursos radicales y panfletarios?

Resulta que esa materia vibrante, electroquímica, vestigio del espacio exterior en las salinas, ya estaba bajo el cuidado de los pueblos indígenas desde hacía diez mil años. Y están ahora, aunque la litieras en su avanzada, declaren que allí no hay nadie, sólo sombras en sus pesadillas. Pero todo lo que va suceder ante las mujeres defensoras de la cuenca como Verónica Chavez, comunera de Santuario de los Pozos (Jujuy), ante la vista misma de las llamas, la presencia de los cardones y los ojos de agua, será imprevisto, doloroso, como en una catástrofe.

“Creíamos que con solo reemplazar el petróleo y el gas (los combustibles fósiles) con energías limpias (como el litio y los paneles solares) ya estábamos en un planeta verde viviendo como vivimos siempre. Pero esta transición no viene con un manual de respuestas”, afirma la investigadora Maristella Svampa, compañera de la colectiva Mirá socioambiental. “Tenemos la voz de los habitantes del Sur y la transición energética tiene que ser la oportunidad para que repensemos el sistema energético hasta ahora concentrado en las grandes corporaciones, que ha generado pobreza energética y desigualdad. Necesitamos un sistema energético solidario que implique, sobre todo, otro vínculo con la naturaleza”.

Les conté de la “piedrita blanda” que tanto excita al capitalismo, atempera las excitaciones psicóticas y podría calmar a las corporaciones que vienen a hacer sus negocios para salvarse a sí mismas, donde antes nos llevaron a otro espejismo con el petróleo. Podría el litio atemperar a la población bipolar en plena manía por las baterías, depósitos de su memorias en los teléfonos o cuando se deprimen al romperse sus juguetes y quedan llorando como niñxs. También están los pueblos originarios que acceden a alguna tecnología pero que aún almacenan la mayor parte de sus memorias palabreando con los ancestros en ese mundoambiente de la Puna de humedales altoandinos.

Les conté que la vida, desde “la sopa primitiva”, se abrió paso en distintas expresiones y los vivientes humanos, tan intensos siempre, son sólo uno entre las especies. Escuchemos qué dice aquí en las Salinas Grandes el resto de los vivientes, al estilo de Uexküll, metafísico naturalista, o Krenak quien nunca interrumpió esa conversación interespecie con los cuerpos del agua cuando les quiebran “las venas ”, en este caso las de la cuenca, para la extracción del litio. Esas materias vibrantes, “no-cosas” tendrán algunas voces más tenues, otras molestas, como Kachi, Halita, la sal, la raíz de Salarium que fue un bien simbólico, medio de intercambio. La salina y salobral, extensión de belleza blanca que soporta bien unos cortes aquí y allá en los bloques de sal para los compañeros terrestres. El cerro, el Apu, desnudo de plantas que ve su mundo circundante todo mapeado, el paisaje manoseado en disputa de las pertenencias mineras y a todos los viven en su falda mientras él tutela las comunidades. Hacen eco en su ladera las risas porque dicen en asamblea que los abogados ambientalistas van a llevar una montaña a los tribunales; no se rían porque va su espíritu.

Ahora hablemos de la Naturaleza sujeta de derechos, pero sobre todo del litio y su derecho de permanecer en la sopa rica. Del misterio del litio, ese residuo cósmico, el supuesto salvador en la transición energética para un mundo post fósil que de todos modos nunca llega. Y las mineras del Norte que al llegar se topan con los guardas de la Puna plenos de visiones cósmicas. También de la inteligencia del reino mineral, del código químico del litio que retiene la memoria energética, pero también de los espejismos, del consumo y de la voracidad capitalista. De los bienes comunes. Del agua y la desertificación de los territorios; hablemos de su falta. Hablemos de un mundo excitado por seguir igual siempre. Y de Verónica, la comunera, que saluda de mañana a la Pacha y pide ayuda de tarde a la Mamita Salina para que no vengan las mineras.

Algunas desobediencias se infiltran en este panorama mundial del desastre climático: las luchas en los territorios y la autorganización política, los abogados ambientalistas como Alicia Chalabe y Enrique Viale, pero también algunas figuraciones imaginativas que emergen como la película documental “Pacha” realizada por Maxi Laina que se empezó a filmar en el 2020 en Jujuy y continúa en el proyecto “Fly with Pacha, in to the Aerocene ”. Tomás Saraceno y sus esculturas aerosolares que ya viajaron por muchos países y las vimos elevarse desde Alafarcito y en las Salinas Grandes, junto a los pueblos originarios en este Enero de 2023. Son diseños que especulan con vuelos distintos por encima y por debajo de la tierra. Vuelos sin combustibles fósiles, que no extraen el litio de las salinas. Son signos de futuros posibles, faros de advertencia e imaginaciones encendidas. Aerocene es una herramienta poética y se pregunta por el destino técnico de la humanidad. El 1 de Junio 2023, el “proyecto audiovisual en constante evolución” tendrá su lugar en la exposición de la Serpentine Gallery de Londres, Inglaterra, bajo el título: Web(s) of Life. El arte, como la literatura, tiende puentes sensibles para habitar mundos más complejos y preguntarnos si seremos esclavos de las instrucciones de esta civilización antropocéntrica o libres de especular un vuelo distinto, interespecie, cósmico y en comunidad. Como dijo Ursula K Le Guin: “La resistencia y el cambio muchas veces empiezan con el arte”.

Les conté que el ojo que mira la belleza del cielo, mira a su vez al interior del ojo que es polvo de estrellas y se extiende hacia afuera para configurar el cuadro del mundo. En algún momento tendremos que mirar en el cuadro del mundo el lado oscuro de esta civilización eléctrica que ahora viene por el litio.

 

Litio: El sinsentido de buscar mitigar el cambio climático a costa de la misma naturaleza y las comunidades locales

Pía Marchegiani y María Laura Castillo Díaz

La carrera por controlar la cadena de suministros de los ahora llamados minerales críticos, o minerales para la transición energética, abre un nuevo capítulo en la disputa geopolítica global. Tras la pandemia y con el conflicto bélico en Ucrania, que demostró la vulnerabilidad de las cadenas de suministro, países de Norteamérica, de Europa, y de Asia, en particular China, compiten no solo por dominar las tecnologías de los productos finales, sino también por el acceso a los depósitos de estos minerales, que de momento son centrales para el almacenamiento de energía, como es el caso de las baterías para los automóviles eléctricos. En un contexto de crisis climática, estos productos podrían disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, si existe infraestructura de apoyo y son abastecidos por fuentes renovables.

Los países como Argentina, que tienen junto a Bolivia y Chile, cerca del 60% de las reservas de litio en salmuera, ven este interés por el litio como una ventana de oportunidad para atraer inversiones, en particular en un contexto de elevados precios, y en mucho menor medida, buscan apuntalar procesos vinculados al desarrollo de alguna parte de las baterías en el país. Sin embargo, poca importancia le prestan a los valores de los ecosistemas en los que se encuentra el litio y a la forma de vida de comunidades que allí habitan desde hace cientos de años.

Argentina es hoy el 4° productor mundial de este mineral y cuenta con alrededor de 50 proyectos en diferentes fases. Con el foco puesto en la generación de divisas que requiere el repago de la deuda externa, los gobiernos provinciales y el gobierno central priorizan estas inversiones, por sobre la realización de complejos, pero necesarios estudios hidrológicos para determinar si las operaciones pueden llegar a ser realizadas sin daños irreversibles al ambiente. Esto es especialmente preocupante en una región extremadamente frágil, en donde el agua es el bien escaso que define la supervivencia; su disponibilidad y calidad pueden resultar gravemente alterados por los impactos de la minería de litio, que ha sido considerada como una verdadera megaminería de agua por los volúmenes que demanda en sus procesos.

Las herramientas de gestión y política ambiental dirigidas a identificar los impactos ambientales para prevenirlos, o bien, no se aplican, como la evaluación ambiental estratégica, o se aplican deficientemente, como meros formalismos, como sucede con el proceso de evaluación de impacto ambiental. Estos últimos no se realizan con perspectiva integral de cuenca -sino que se circunscriben a espacios geográficos limitados-, y tampoco integran los usos de agua preexistentes de otras actividades económicas, ni los necesarios para la vida de las comunidades y la biodiversidad. Por último, tampoco cuentan con líneas de base ambiental sólidas, ni contemplan el impacto acumulativo o sinérgico de las operaciones en curso ni de las proyectadas.

Tampoco se comparte públicamente información ambiental ni se invierte tiempo suficiente para dar cumplimiento con los derechos de consentimiento libre, previo e informado, que exigen tiempo para dialogar con las comunidades para que puedan entender las consecuencias de la extracción del litio y el impacto en su vida y cultura, y en su caso, consentirla.

A raíz de ello, comunidades como las de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc vienen llevando un proceso de resistencia y defensa de su territorio y derechos por más de doce años.

Sumado a esto, se promueve a la minería de litio como la solución al cambio climático, y no se tiene en cuenta que los humedales en los que se pretenden desarrollar tienen un enorme potencial para contribuir a la mitigación y a la adaptación de la biodiversidad y de las personas a sus efectos. Por ejemplo, allí existen microorganismos que tienen la capacidad de secuestrar y almacenar dióxido de carbono, mientras que su degradación podría provocar la liberación de los gases de efecto invernadero capturados en ellos.

Pensar al litio como una mera mercancía a exportar, en vez de resolver el problema de divisas, seguramente lo refuerce generando una nueva fase de desarrollo dependiente, comprando productos más caros como los posibles automóviles eléctricos. Lo que genera nuevos problemas de balanza de pagos y ciclos de endeudamiento, que reforzarán una vez más el ciclo vicioso de tener que explotar más naturaleza para pagar la deuda.

La pérdida de valiosa biodiversidad, formas de vida, saberes y culturas andinas, no solo convierte a estos territorios en zonas de sacrificio del modelo hiper-consumista del Norte global, que no busca reducir su demanda de minerales y naturaleza, sino que también refuerza desigualdades existentes, y obtura la posibilidad de pensar en un cambio de paradigma que coloque al cuidado de la vida de personas y ecosistemas en el centro, y que nos enseñe a vivir dentro de los límites planetarios.

KACHI YUPI – “HUELLAS DE SAL”

Comunidades Indígenas de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc

“Para las Comunidades de la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, el Buen Vivir es el proceso de la vida comunitaria en plenitud en nuestro territorio. Es ser uno mismo con la comunidad desde sus propias raíces. Alcanzar el Buen Vivir, implica saber  vivir y luego saber convivir”.

El presente documento contiene el trabajo en los territorios de las comunidades de la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, que organizadas construimos así, un sendero de lucha y de acción política con nuestra vida, en un escenario de disputa con los modelos y las políticas funcionales al despojo, en un horizonte por el Buen Vivir “Sumak Kawsay”, en el que nuestras acciones son propuestas como herramientas, estrategias, producción y revalorización de saberes y conocimientos ancestrales. Son alternativas político-organizativas que tienen su grandeza en la realización comunitaria y su potencia en la perseverancia. Distinto a la realidad que se nos presenta en modelos y planes de desarrollo que no dialogan con lo que somos, que no dan cuenta de nuestra historia comunitaria, nuestras necesidades y potencialidades, y en los que nuestra voz no ha sido escuchada.

Ante esta realidad común, desde nuestros encuentros, asambleas, reuniones, talleres por comunidad, desde los debates, reflexiones y luchas políticas de acuerdo a nuestra construcción organizativa ha surgido la propuesta de elaborar un Procedimiento de Consulta y Consentimiento Previo, Libre e Informado para nuestras Comunidades Indígenas de las Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, de conformidad con el marco jurídico vigente en Argentina, en especial el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional, el Convenio 169 de la OIT – Ley Nacional N° 24071 y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU. Con este documento queremos presentar el camino que recorrimos para hacer frente a los conflictos territoriales que vivimos en nuestra región; propuestas que se encaminan en un sentido diferente de nuestra cosmovisión andina, atentando contra el equilibrio de la Pachamama. Creemos en la participación y la consulta como mecanismos para la creación de políticas integrales y comunitarias. (…)

¿Por qué lo denominamos Kachi Yupi?

Mucho hemos conversado, debatido y consensuado hasta obtener este documento que consideramos un instrumento comunitario para la defensa de nuestros derechos, de nuestras familias, de nuestra cultura, de nuestra identidad y de nuestra Pachamama. Entre otras cosas, hemos acordado que este es un primer avance, muy importante y que nos costó mucho trabajo, pero que no es definitivo ni para siempre, porque el proceso en nuestras comunidades se encuentra en constante cambio y/o evolución. Creemos que con el tiempo y según las condiciones le realizaremos revisiones, actualizaciones y mejoras para que pueda funcionar como la herramienta que imaginamos y concebimos, y de esa manera, sumar a las comunidades que sean afines a este documento.

También pensamos qué nombre le daríamos para que refleje nuestra verdadera cosmovisión y mentalidad jurídica. Así acordamos que se denomine de forma genérica como “Kachi Yupi” que en nuestra lengua originaria significa “Huellas de Sal”. Siendo comunidades salineras cuya identidad se configura, transmite y regenera en torno al territorio de las Salinas Grandes sentimos que este nombre nos representa y define apropiadamente para este documento.

¿Por qué pensamos en huellas de sal? Porque este documento se enraíza en lo más profundo de nuestra identidad, en la herencia de nuestros abuelos y abuelas, en los vestigios de su lucha por nuestro territorio, en las señales que nos dejaron sus pies, en las marcas que nos dejó la historia, en los rastros de sus aprendizajes y saberes, en la impresión profunda y duradera de su cultura.

A su vez, una huella representa un camino a seguir, una guía para el paso de personas y animales, un surco por el que debemos transitar. Este documento pretende servir como huella entonces, como conducto comunitario a través del cual se canalice nuestro derecho a la participación, consulta y consentimiento previo, libre e informado y así continuar con el legado de nuestros antepasados de defensa de las tierras y territorios con el cual nos hayamos íntimamente conectados.

¿Cómo elaboramos Kachi Yupi?

En nuestra vida comunitaria acostumbramos a realizar diferentes tareas bajo la forma de “minka”, esto es un trabajo compartido en el que todos sumamos nuestros esfuerzos en beneficios de la comunidad o de alguno de sus integrantes. Así elaboramos este documento, de forma comunitaria y compartida, consensuada entre todos los actores de nuestras comunidades. (…)

Lo primero que hicimos fue acordar cuáles iban a ser los objetivos y definimos en asamblea uno general (…):

  • Analizar los estándares internacionales del derecho a la participación, consulta y consentimiento previo libre e informado, avanzando en la definición de criterios comunes y contenidos especiales en torno a cada uno de ellos, y proporcionando elementos para la elaboración de un posible documento/protocolo de consulta especial para estas comunidades.

Para poder cumplir con este objetivo pensamos también como necesarios:

  • Continuar el proceso de diálogo entre las Comunidades de la Mesa de las Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc a los fines de acordar estrategias de trabajo conjunto para fortalecer la lucha por el respeto de los derechos indígenas.
  • Afianzar los conocimientos básicos en relación al Derecho Indígena en general y al derecho a la participación, consulta y consentimiento previo libre e informado en particular, como herramientas para exigir la aplicación efectiva de los derechos de los pueblos indígenas reconocidos a nivel constitucional y en tratados internacionales (y concordantes).
  • Conocer las experiencias de otras comunidades indígenas en la lucha por el respeto a sus derechos fundamentales, especialmente a la consulta, analizando las acciones llevadas a cabo y proponiendo otras medidas superadoras.

Entendiendo que sólo nosotros podríamos definir los contenidos de Kachi Yupi, de acuerdo a nuestro derecho consuetudinario, cosmovisión, cultura y contexto, realizamos distintos encuentros en el territorio de las comunidades. Se aprovecharon también para avanzar en la definición de conceptos y criterios cada asamblea comunitaria de la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc durante todo el año 2014 y parte del 2015. (…)

A medida que avanzábamos íbamos detectando y registrando las coincidencias y consensos de las diferentes comunidades. En todos los casos en que surgieron diferencias las presentamos en asambleas para ser sometidas a discusión y alcanzar un consenso. (…)

Finalmente en Asamblea general de todas las comunidades de la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc se aprobó este documento llamado “KACHI YUPI – HUELLAS DE LA SAL / PROCEDIMIENTO DE CONSULTA Y CONSENTIMIENTO PREVIO,

LIBRE E INFORMADO PARA LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DE LAS SALINAS GRANDES Y LAGUNA DE GUAYATAYOC”. Kachi Yupi recoge las conclusiones de todo el proceso, con la interpretación desde el punto de vista indígena.

(…)

Nuestra cultura / modelo de desarrollo

En un comunicado de prensa de la Mesa de Pueblos Originarios de la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guyatayoc, del día 11 de Marzo de 2011 expresamos:

“… durante el año pasado, con preocupación, comenzamos a ser testigos mudos de una nueva actividad en la región, nadie nos informó nada a pesar de la vigencia de derechos que exigen que nos consulten (Constitución Nacional, Artículo 6 del Convenio 169 de la OIT). Nos enteramos por rumores y por los medios de prensa, que habían descubierto litio en el subsuelo de los salares de la Puna de Salta y Jujuy. Todos los anuncios del Gobierno, daban cuenta de la importancia de este nuevo emprendimiento para la economía nacional e internacional. Sin embargo, nadie dijo nada de cómo esta nueva explotación nos puede afectar a las comunidades y a nuestro territorio: a las salinas, a las vertientes de agua, a los pastos, a nuestros ganados, a la Pacha, a nuestras costumbres y creencias, etc. En síntesis: a toda nuestra vida…”

(…) Como pertenecientes a las culturas andinas buscamos el Buen Vivir antes que el desarrollo estratégico o crecimiento económico individualista. Esto sólo puede ser posible en la medida en que exista una relación armoniosa con la Pachamama, si se refuerza la participación, si se protege la identidad y la diversidad cultural, recuperando el control de los territorios y de nuestras vidas. Nuestro modelo busca crear condiciones para realizar una vida armónica y feliz. Desde esta lógica no son posibles miradas parciales, sino integrales. La “Pacha” es espacio, tiempo, materia, espíritu y también las proyecciones trascendentales. Además la vida humana tiene sentido en cuanto se desarrolle en conjunto con los demás. Desde este marco filosófico y espiritual las comunidades indígenas del territorio de la Cuenca sostenemos un concepto de desarrollo

relacionado con nuestro modo identitario profundo.

Nuestras comunidades y las salinas

(…)Muchos de nosotros, trabajamos o hemos trabajado en las Salinas.  (…) Las Salinas tal cual se conocen, son parte de nuestra cultura e identidad.

Desde esta perspectiva la sal no es un recurso económico, sino que constituye un “ser vivo”: tiene un ciclo de crianza, al igual que la siembra. En los meses de octubre y noviembre de cada año se realiza la “siembra” mediante la construcción de piletones; a partir de diciembre y hasta febrero -período de lluvias -, la sal se “cría” en los piletones; la “cosecha” se da desde marzo hasta mayo; a partir de este mes la sal se traslada hasta las instalaciones en donde se la fracciona para su comercialización. En agosto, pidiendo un buen año para la sal y nuestros territorios se da ofrecimiento a la Pachamama, siempre en el mismo lugar, con la ofrenda de hojas de coca, comidas, bebidas y la sahumada con coba. Así se renueva el ciclo de la sal, que conserva una periodicidad idéntica a las fases agrarias de la Quebrada, Puna y los Andes. La producción está llena de ritualidades, de prácticas, de secretos que reproducen una identidad cultural preexistente al Estado.

En torno al uso de la sal, las comunidades guardamos un conjunto de conocimientos aprendidos de los mayores, como el reconocimiento de diferentes tipos de sal (como alimento para los seres humanos, para los animales y medicamento para las diferentes dolencias). (…) El manejo racional de la misma ha sido una concepción ancestral de las comunidades, evitando su extracción fuera de control.  (…)

Existe además una relación afectuosa y de familia con todo el entorno. Por las señas que brindan los animales silvestres como el puma o el zorro sabemos cómo será el año, si será seco o lluvioso. Por su parte, las plantas silvestres con su floración advierten cómo será el clima. El mismo clima es familia, es común escuchar que la granizada castigó algunos cultivos y otros no, porque “tiene su camino”. Esta relación espiritual con el medio natural debe respetarse, y cualquier intervención debe realizarse en conversación y respeto a esta cultura.

La organización comunitaria en el territorio

Si bien cada comunidad indígena de la Cuenca cuenta con una organización comunitaria propia, a partir del año 2010 frente al avance de las empresas mineras de litio comenzamos un proceso de articulación y agrupamiento para tratar la implicancia de la actividad. La incipiente organización derivó en la conformación de la Mesa de Comunidades, la cual se reúne mensualmente para tratar diferentes asuntos relacionados con las problemáticas comunitarias, como así también, compartir espacios de reflexión y espiritualidad. (…)

Cada reunión de la Mesa se realiza en diferentes comunidades del territorio de la Cuenca, allí reflexionamos, nos formamos y decidimos los pasos a seguir. (…)

A su vez, hemos conformado una Mesa Chica como órgano ejecutivo y de coordinación de las decisiones, integrado por quince personas de diferentes comunidades de las cinco zonas del territorio de la Cuenca: Ruta 11, Ruta 52, Ruta 79, Dpto. Tumbaya y Ruta 75 (ver mapa). Desde estos espacios hemos asumido el compromiso de defender nuestro territorio y los derechos comunitarios de los Pueblos Originarios.

(…)

El proceso de la sal / El proceso de consulta

Conforme nuestra idiosincrasia cultural y nuestra realidad comunitaria, y dado que muchas de nuestras comunidades vivimos, trabajamos y nos relacionamos con la sal, elegimos de modo ejemplificativo relacionar el proceso de consulta con el proceso de la sal por ser característico de nuestra identidad y relacionamiento con las Salinas Grandes.

PROCESO DE LA SAL PROCESO DE CONSULTA
Preparación de las Herramientas

Con anterioridad a la cosecha de la sal, se preparan las herramientas de trabajo: palas, picos, hachas, barretas, antiparras quelaya (negro) y bolsas de lona. A su vez también se preparan comidas y bebidas para challar las herramientas que consiste

en chicha, alcohol para yerbiau, piri y tijtincha.

La ceremonia de la challada es en un lugar sagrado donde siempre quedará para las futuras generaciones. Durante la challada se sahuman con coa-coa las herramientas y a los trabajadores, se coloca lanas de colores y yoquien manos y pies de forma cruzada para que no los agarre la tierra y para que el trabajo sea exitoso.

En la actualidad el trabajo se lleva a cabo con intervención de maquinarias y también se siguen usando las herramientas manuales.

Etapa preparatoria o preliminar

A nivel comunitario apunta a la formación, conocimiento y defensa de los derechos, la existencia del protocolo y su validez, se im-

plementan mecanismos de fortalecimiento y organización. Este debe ser un trabajo continuado.

En relación con el resto de la sociedad, refiere a la creación de estrategias para que el Estado y las empresas reconozcan el protocolo (forma de publicidad del proyecto, acciones, lugares) y cómo ponerlo en funcionamiento, es decir socializar el documento en sí.

Etapa de construcción de los piletones

Como en todas las actividades andinas también en esta etapa se realiza la challada. Luego se buscan los lugares donde se construirán los piletones; este

debe ser un lugar limpio y donde no ingrese mucho barro.

Las medidas de los piletones son de 4 x 2 m, con una profundidad de 60 cm y una altura de agua de 30 cm.

Para la construcción se rompe con pico, hacha, y barreta al contorno de la medida se va despedazando la sal y se retira de los piletones la parte sucia y se deja al costado de los mismos, una vez que se retira todo se realiza una buena nivelación. Ahora se

realiza con una máquina retroexcavadora, la mediciones es de 10m x 1m, con una profundidad de 60 cm y con una altura de agua de 30 cm.

Se corta por el contorno de la medición con una cortadora de sal, luego de forma manual se realiza la primer hachada retirando el primer pedazo de escombro para que posteriormente trabaje la má-

quina. Una vez retirado todos los escombros con la máquina, de forma manual se cuadra y se nivela los piletones.

Diseño del proceso

Implicaría un primer contacto o reunión con los representantes del Gobierno, empresa y la comunidad (a través de la Asamblea

General de la Cuenca de Salinas Grandes y laguna de Guayatayoc).

Considerando al proyecto o medida concreta abarca la identificación de la relación entre las acciones del proyecto expuesto a consulta y los derechos a los que nos va a afectar.

Culminaría en la Asamblea cuyo objetivo sea aprobar el diseño del proceso de consulta contestando a una serie de preguntas, aplicando el protocolo al caso

concreto: cómo va a ser, cuándo comienza, dónde y quiénes participarán en cada etapa. Aquí se definirá la fecha de la siguiente asamblea en la cual comenzará

a desarrollarse la consulta propiamente dicha.

Crianza de la sal

En verano con las lluvias se llena de agua el salar, con la evaporación se recría de nuevo la sal, a esto lo llamamos la crianza o la siembra, la cual tiene su proceso hasta su floración y maduración. El tata INTI ayuda en todo lo que se refiere a la crianza, al igual que el Wayra (viento) quien con su soplido mezcla de un lado al Yacu (agua) para que esta se deslice por toda la sa-

lina y de esta manera el Kachi (sal) florezca por todos lados.

Desarrollo del proceso

Conforme a los acuerdos de la etapa anterior comienza a desarrollarse el pro-

ceso de consulta en asambleas con la presentación de la información a las co-

munidades (investigaciones, desarrollo y

explotación de la actividad, impactos, be-

neficios, desventajas y consecuencias).

El objetivo es que se obtenga una base

sólida de información para una posterior

etapa de maduración de la decisión.

Es importante un completo conocimiento del proyecto y sus impactos por parte de todos los miembros de la comunidad, para poder decidir de forma responsable. Sólo si la comunidad entiende que cuenta con información suficiente, y comprende la información que se brinda, se avanzará a la siguiente etapa.

Cristalización de la sal

Una vez construidos los piletones se deja madurar un año la sal, para luego recién cosecharla.

Maduración de la decisión

Implica un periodo interno de discernimiento y maduración de la propuesta. Y, otro, externo, en el que se expondrán dudas o requerimientos, petición de nueva información, ampliación de tiempo o clarificación de lo ya expuesto.

El objetivo es tomar una decisión con total conocimiento y responsabilidad y firmeza.

Cosecha de la sal

Cuando ya está lista para su cosecha, nos preparamos nuevamente para la challada y el agradecimiento a la Pacha por la nueva producción del KACHI (sal). Existen tres técnicas de cosecha:

1- De piletones en forma manual hasta desmenuzar la totalidad de la sal, la cual se va lavando con la misma agua que se desprende de la excavación, luego se saca la sal granulada a los costados de los piletones. Los piletones desocupados se barren y se cuadran para una nueva crianza.

2- Otra forma de cosecha son los panes de sal, el cual consiste, en primer lugar, buscar los bancos (espacios fraccionados demar-

cados por lo que los lugareños llamamos venas), primeramente se realiza una abertura comenzando por las venas donde se toma una muestra para saber si la sal es buena (pareja), seguidamente se marcan en el lugar 30 cm de ancho por 4 a 6 m de largo dependiendo del largo del banco. Para después marcar una línea recta por la cual se va hachando hasta abrir el corte, para esto se ayuda con barretas. Por último se cortan los panes en medidas de 25 x 30 cm se sacan a un costado y con un molde se encuadran, luego son apilados listos para cargar a los burros o camiones.

3- Sal granulada o sal blanda, consiste en el barrido de la sal flor con pala, luego se van amontonando en morros, para ser embolsados en bolsas de 50 kg y posterior comercialización.

Toma de decisiones

En esta etapa se tomará la decisión y se establecerán los acuerdos y garantías necesarios. El objetivo es la participación en el desarrollo de la actividad en caso de consentimiento afirmativo. Si fuera negativo, igualmente se celebra un acuerdo de respeto por el proceso y decisión, como así también se garantizará el respeto por la decisión.

Seca de la sal

Consiste en sacar la sal de los piletones y colocar a un costado, y se deja secar por un mes.

Cuando se hace con máquina retroexcavadora se deja a un costado de los piletones, se desparrama la sal para un secado más rápido teniendo en cuenta que la cantidad de cosecha es mayor.

Seguimiento del proceso

Esta etapa incluirá reuniones periódicas, evaluaciones y seguimiento de todos los pasos que se den en la actividad.

El objetivo es mantener a la comunidad presente todo el tiempo como parte del proceso y su continuidad.

 

ESTOS SON FRAGMENTOS DE “KACHI YUPI – HUELLAS DE SAL”, DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DE SALINAS GRANDES Y LAGUNA DE GUAYATAYOC. PARA LEER EL KACHI YUPI COMPLETO ESCANEA ESTE CÓDIGO QR: