Desafíos del Sur Global ante la crisis climática: Cumbre de la Amazonía y Jubileo 2025

Desde los países en desarrollo debemos impulsar la agenda de los Pueblos y la Madre Tierra ante un escenario de cooperación o extinción.

Juan Pablo Olsson Argumedo

El calentamiento global es el más acuciante problema estructural de la humanidad, dado que enfrentamos una grave crisis climática y ecológica sin precedentes, que se profundiza continuamente. De no cumplirse los compromisos para dejar atrás la matriz de energía fósil de gas, petróleo y carbón -principales causantes del cambio climático- podríamos poner en riesgo la supervivencia misma de la especie humana en el planeta.

El actual Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres ha expresado claramente la gravedad del escenario que enfrentamos como humanidad: “Los compromisos asumidos por los países hasta ahora son una receta para el desastre. Estamos en una lucha a muerte por nuestra seguridad hoy y nuestra sobrevivencia mañana. Vamos camino a un desastre climático. La humanidad debe elegir: cooperar o morir”

Esta perspectiva ha sido planteada en el Panel Internacional titulado “Hacia la Justicia Eco-Social”, llevado adelante por la Comunidad Aerocene, en el Museo de Arte Leeum en Seúl, Corea del Sur, el cual presentó un debate acerca de la deuda medioambiental, los modos de resistencia y las condiciones necesarias para una transición energética justa.

La presentación de dicho panel representa la búsqueda de diálogo e integración de distintas visiones de mundo con el objetivo común de tejer una trama de resistencia desde la perspectiva del arte, la lucha de las comunidades originarias, la lucha por la defensa del medio ambiente contra el saqueo, el colonialismo y la deuda externa que pesan sobre los países del Sur Global, con la finalidad de construir un horizonte colectivo de esperanza de futuro con justicia social y justicia climática.

Este mismo diagnóstico lo plantean diversos líderes mundiales, como el Papa Francisco, que en su Encíclica Laudato Si, sobre el Cuidado de la Casa Común, nos alerta de la gravedad de este problema y sobre la magnitud de la crisis climática y social que enfrentamos y la imperiosa necesidad de oír el grito de la Tierra y el grito de los excluidos.

La magnitud de la actual crisis climática y ecológica que vive la humanidad se describe de manera contundente en la publicación del Informe de los científicos nucleados en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) sobre impactos climáticos, adaptación y vulnerabilidad, presentado en febrero de 2022 [1]. En la misma, se señala que el cambio climático ya afecta a todos los rincones del mundo, y se avecinan impactos mucho más severos si no logramos reducir a la mitad las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en esta década y escalar los esfuerzos de adaptación de inmediato.

Dicho Informe se basa en 34 mil estudios e involucró a 270 autores de 67 países y representaba “un código rojo” para la humanidad [2], alertándonos de que la actividad humana en el planeta ha causado efectos en el clima que pueden llegar a ser irreversibles durante siglos o milenios. Su lectura proporciona uno de los análisis más completos de los impactos cada vez más intensos del cambio climático y los riesgos futuros, en particular para los países de escasos recursos y las comunidades marginadas del Sur Global.

Un grupo de científicos publicó recientemente un comunicado en la prestigiosa revista científica BioScience en el que advierte: “Estamos en código rojo en el planeta Tierra. La humanidad enfrenta inequívocamente una emergencia climática. El futuro mismo de la humanidad depende de la creatividad, la fibra moral y la perseverancia de los 8.000 millones de personas en el planeta en la actualidad. Las políticas actuales conducen hacia un aumento de 3°C para el 2100, una temperatura que no se ha registrado en 3 millones de años”

En 2023, fue la primera vez en el registro histórico que la temperatura de la superficie global del planeta superó los 2,0 °C por encima del nivel base del IPCC de 1850-1900. Además, más del 90 % de los océanos del mundo sufrieron olas de calor, los glaciares perdieron la mayor cantidad de hielo registrado y la extensión del hielo marino antártico cayó a los niveles mínimos jamás registrados, según la Organización Meteorológica Mundial.

Responsables de la crisis climática y del financiamiento para la transición

Esta profunda crisis climática tiene responsables: Las emisiones acumuladas de CO2 durante el período 1900-2020 se originaron en un 70% en países industrializados, donde se encuentra apenas el 17% de la población mundial. Los responsables son los países de altas emisiones que desde la Revolución Industrial en adelante se han desarrollado a partir de profundizar la matriz de gas, petróleo y carbón. De esta forma, los países industrializados acumularon riqueza y poder a través del consumo de combustibles fósiles y la acumulación gratuita de gases de efecto invernadero en la atmósfera, utilizándola  como vertedero gratuito de sus emisiones tóxicas, comprometiendo gravemente la atmósfera común de toda la humanidad y el equilibrio del sistema planetario.

Mientras tanto, el 83% de la población mundial que habita en los países en desarrollo, empobrecidos y endeudados, se ven condenados a una agenda de población sobrante y territorios de sacrificio, dado que las potencias y corporaciones del Norte Global pretenden controlar los recursos estratégicos del Sur Global –como el litio y el agua dulce- para llevar adelante una transición energética concentrada, excluyente e injusta.

Juan Pablo Olsson Argumedo hablando en el Foro Aerocene Seoul, Corea del Sur, septiembre de 2024

Deuda Ecológica de los países centrales con la Comunidad Internacional y los países del Sur Global.

Los países industrializados, ricos y tecnológicamente más avanzados, deberían asumir la deuda ecológica que tienen con los países del Sur Global y contribuir con el 70% del presupuesto necesario para descarbonizar la economía mundial, y permitir avanzar a la comunidad global hacia una transición justa y una nueva matriz energética mundial basada en energías renovables.

Es nuestra obligación desde el Sur Global generar un poder de movilización y articulación lo suficientemente fuerte para incidir en los gobiernos de los países centrales y los tomadores de decisiones.

Está estipulado que el costo de la reconversión energética mundial, necesaria para alcanzar el objetivo de 1,5°C, representa la cifra de 150 billones de dólares como inversión continua en los próximos 30 años, a un promedio de 5 billones por año. Partiendo de sus responsabilidades históricas, a los países industrializados les correspondería aportar el 70%, en proporción con su contribución al problema, 3,5 billones por año durante al menos 30 años consecutivos.

La deuda pública externa de los países en desarrollo del Sur Global de las regiones de América Latina África y Asia representaba en su conjunto a 2,8 billones de dólares para el año 2020, según los propios datos del Banco Mundial. La condonación de esta deuda podría considerarse como el pago de la primera cuota de la deuda climática que han acumulado los países industrializados con los países en desarrollo.

Descarbonizar la economía mundial en un período de 30 años es el reto fundamental para la humanidad tal como se ha planteado en el Acuerdo de París. La decisión política de los países centrales, principales responsables del calentamiento global, representa la única posibilidad real para evitar que los países en desarrollo permanezcan indefinidamente en estado de pobreza, dependencia y endeudamiento, condicionados con deudas colosales por generaciones, lo cual los ubica en un escenario de profunda vulnerabilidad ante la crisis climática y ecológica.

La única solución viable para superar la creciente amenaza a la sobrevivencia de la humanidad es que los países industrializados reconozcan su responsabilidad histórica en causar el trastocamiento del clima y aporten los recursos financieros y tecnológicos necesarios para superar la crisis. Es por todas estas razones que, desde los distintos movimientos sociales, climáticos, artísticos, científicos, académicos, estudiantiles, sindicales, feministas y de pueblos indígenas, planteamos que la única deuda es con los pueblos y con la Naturaleza, que el Agua vale más que el litio, que debemos generar una masa crítica global para proteger la Amazonía, la Antártida y el Ártico antes de que sea demasiado tarde.

Teniendo en cuenta de que la deforestación que se lleva adelante en el planeta, es una tendencia que tiende a agravar el problema del calentamiento global, es relevante tomar conciencia de que la Amazonía es el bosque tropical más grande de nuestro planeta. Alberga 33 millones de personas de 9 países y es hogar de una extraordinaria biodiversidad. Su densa vegetación y sus suelos húmedos contienen 140.000 millones de toneladas de carbono, capaces de trastocar el clima global en caso de ser liberadas a la atmósfera. Por lo que preservar la Amazonía es un asunto de interés global y debe convertirse en una de las grandes prioridades de nuestro tiempo.

En este sentido, el año 2025 representa un gran desafío para los países del Sur Global y la agenda de Los Pueblos y La Madre Naturaleza: por un lado, el Papa Francisco y la Iglesia Católica estarán llamando al Jubileo 2025 por el perdón de las deudas de los países pobres; por otro lado, en noviembre de 2025 se va a llevar adelante en la Amazonía la 30ª Conferencia de las Partes (COP 30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Las Ministras de Ambiente y Cambio Climático y de Pueblos Indígenas, Marina Silva y Sonia Guajajara lideran el proceso de articulación con los movimientos sociales y ambientales y los pueblos indígenas a nivel latinoamericano y global, impulsando la convocatoria del Presidente Lula da Silva. Es momento de que sumemos nuestro compromiso, nuestra energía y participación para acompañar la agenda de los Pueblos y la Madre Tierra, porque de lo que hagamos hoy dependerá el futuro de esperanza que podamos construir ante un escenario de profunda incertidumbre. 

[1] Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability, the Working Group II contribution to the Sixth Assessment Report. Ver en https://www.unep.org/resources/report/climate-change-2022-impacts-adaptation-and-vulnerability-working-group-ii [2] Juan Pablo Olsson. “Una alerta roja para la humanidad. La advertencia de la ONU sobre Cambio Climático”. Artículo publicado en Página 12. Agosto 2021. Ver en https://www.pagina12.com.ar/360889-una-alerta-roja-para-la-humanidad

Challenges of the Global South in the face of the climate crisis: Amazon Summit and 2025 Jubilee

From the developing world, we must advance the agenda of peoples and Mother Earth. It is a scenario of cooperation or extinction.

Juan Pablo Olsson Argumedo

Global warming is humanity’s most pressing structural problem, given that we are facing a serious and unprecedented climate and ecological crisis, which is deepening continually. If the commitments to leave behind the fossil energy matrix of gas, oil and coal—the main agents of climate change—are not fulfilled, we could jeopardize the very survival of the human species on the planet.

The current Secretary General of the United Nations, Antonio Guterres, has clearly expressed the gravity of the scenario we face as humanity: “The commitments made by countries so far are a recipe for disaster. We are in a fight to the death for our security today and our survival tomorrow. We are heading for a climate disaster. Humanity must choose: cooperate or die”.

This perspective was raised at the International Panel entitled “Towards Eco-social Justice”, held by the Aerocene Community at the Leeum Art Museum in Seoul, South Korea, which featured a discussion on environmental debt, modes of resistance and the conditions necessary for a just energy transition.

The presentation of this panel represents the search for dialogue and integration of different worldviews with the common goal of weaving a web of resistance from the perspective of art, the struggle of indigenous communities, the struggle for the defense of the environment against plundering, colonialism and foreign debt that weigh on the countries of the Global South, in order to build a collective horizon of hope for the future with social and climate justice.

This same diagnosis is made by various world leaders, such as Pope Francis, who in his Encyclical Laudato Si, on Care for the Common Home, alerts us to the seriousness of this problem and the magnitude of the climate and social crisis we are facing and the urgent need to hear the cry of the Earth and the cry of the excluded. 

The magnitude of the current climate and ecological crisis that humanity is experiencing is forcefully described in the publication of the Report of the scientists of the Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) on climate impacts, adaptation and vulnerability, presented in February 2022 [1]. Here, it is stated that climate change is already affecting every corner of the world, and much more severe impacts are looming if we do not manage to reduce emissions of greenhouse gasses by half, where it is pointed out that climate change is already affecting every corner of the world, and much more severe impacts are looming if we fail to halve Greenhouse Gas (GHG) emissions in this decade and scale up adaptation efforts immediately. 

The Report is based on 34,000 studies and involved 270 authors from 67 countries and represented a “code red” for humanity [2], alerting us that human activity on the planet has caused effects on the climate that may become irreversible for centuries or millennia. It provides one of the most comprehensive analyses of the intensifying impacts of climate change and future risks, particularly for resource-poor countries and marginalized communities in the Global South.

A group of scientists recently published a statement in the prestigious scientific journal BioScience in which they warn: “We are in code red on planet Earth. Humanity is unequivocally facing a climate emergency. The very future of humanity depends on the creativity, moral fiber and perseverance of the 8 billion people on the planet today. Current policies are leading toward a 3°C rise by 2100, a temperature that has not been recorded in 3 million years.”

In 2023, it was the first time in the historical record that the planet’s global surface temperature exceeded 2.0°C above the IPCC’s 1850-1900 baseline. In addition, more than 90% of the world’s oceans experienced heat waves, glaciers lost the most ice on record and Antarctic sea ice extent fell to the lowest levels ever recorded, according to the World Meteorological Organization.

Responsible for the climate crisis and transition financing

This deep climate crisis is responsible: 70% of the accumulated CO2 emissions during the period 1900-2020 originated in industrialized countries, where only 17% of the world’s population is located. Those responsible are the historical, major carbon polluters, which from the Industrial Revolution onwards have developed on the basis of deepening the gas, oil and coal matrix. In this way, the industrialized countries accumulated wealth and power through the consumption of fossil fuels and the gratuitous accumulation of greenhouse gasses in the atmosphere, using it as a free dumping ground for their toxic emissions, seriously compromising the common atmosphere of all humanity and the balance of the planetary system.

Meanwhile, 83% of the world’s population living in developing countries, impoverished and indebted, are condemned to an agenda of surplus population and sacrificial territories, as the powers and corporations of the Global North seek to control the strategic resources of the Global South—such as lithium and fresh water—to carry out a concentrated, exclusionary and unjust energy transition. 

Juan Pablo Olsson Argumedo speaking at the Aerocene Seoul Forum, South Korea, September 2024

Ecological Debt of the central countries with the International Community and the countries of the Global South.

The rich and technologically advanced industrialized countries should assume the ecological debt they owe to the countries of the Global South and contribute 70% of the budget needed to decarbonize the world economy and enable the global community to move towards a just transition and a new global energy matrix based on renewable energies.

It is our obligation from the Global South to generate a power of mobilization and articulation strong enough to influence the governments of the central countries and decision makers. 

The cost of the global energy conversion needed to achieve the 1.5°C objective is estimated at $150 trillion as an ongoing investment over the next 30 years, at an average of $5 trillion per year. On the basis of their historical responsibilities, the industrialized countries would have to contribute 70%, in proportion to their contribution to the problem, $3.5 trillion per year for at least 30 consecutive years.

The external public debt of the developing countries of the Global South in the regions of Latin America, Africa and Asia will amount to a total of $2.8 trillion by 2020, according to the World Bank’s own data. The cancellation of this debt could be considered as the payment of the first installment of the climate debt that industrialized countries have accumulated with developing countries.

Decarbonizing the world economy within 30 years is the fundamental challenge for humanity as set out in the Paris Agreement. The political decision of the central countries, mainly responsible for global warming, represents the only real possibility to prevent developing countries from remaining indefinitely in a state of poverty, dependence and indebtedness, conditioned with colossal debts for generations, which places them in a scenario of profound vulnerability to the climate and ecological crisis.

The only viable solution to overcome the growing threat to the survival of humanity is for the industrialized countries to recognize their historical responsibility in causing the disruption of the climate and to contribute the financial and technological resources necessary to overcome the crisis. It is for all these reasons that, from the different social, climate, artistic, scientific, academic, student, union, feminist and indigenous peoples’ movements, we propose that the only debt is with the people and with nature, that water is worth more than lithium, that we must generate a global critical mass to protect the Amazon, Antarctica and the Arctic before it is too late.

Considering that the deforestation that is taking place on the planet is a trend that tends to aggravate the problem of global warming, it is relevant to be aware that the Amazon is the largest tropical forest on our planet. It is home to 33 million people in 9 countries and is home to an extraordinary biodiversity. Its dense vegetation and humid soils contain 140 billion tons of carbon, capable of disrupting the global climate if released into the atmosphere. Therefore, preserving the Amazon is a matter of global concern and must become one of the great priorities of our time.

In this sense, the year 2025 represents a great challenge for the countries of the Global South and the agenda of the Peoples and Mother Nature: on the one hand, Pope Francis and the Catholic Church will be calling for Jubilee 2025 for the forgiveness of the debts of poor countries; on the other hand, in November 2025 the 30th Conference of the Parties (COP 30) of the United Nations Framework Convention on Climate Change will be held in the Amazon. The Ministers of Environment and Climate Change and of Indigenous Peoples, Marina Silva and Sonia Guajajara, are leading the process of articulation with social and environmental movements and indigenous peoples at the Latin American and global level, promoting the call of President Lula da Silva. It is time for us to add our commitment, our energy and participation to accompany the agenda of the Peoples and Mother Earth, because what we do today will determine the future of hope that we can build in the face of a scenario of profound uncertainty.

[1] Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability, the Working Group II contribution to the Sixth Assessment Report. Ver en https://www.unep.org/resources/report/climate-change-2022-impacts-adaptation-and-vulnerability-working-group-ii

[2] Juan Pablo Olsson. “Una alerta roja para la humanidad. La advertencia de la ONU sobre Cambio Climático”. Artículo publicado en Página 12. Agosto 2021. Ver en https://www.pagina12.com.ar/360889-una-alerta-roja-para-la-humanidad